Desde las 11 de la mañana, cientos de militantes del SAT han estado
reforzando el Campamento que se encuentra en la misma puerta de la Finca
“Las Turquillas” dentro de los límites de la misma. Tras varias
conversaciones con los mandos militares y de la Guardia Civil, Diego
Cañamero, portavoz nacional del SAT, informó que las unidades
antidisturbios de la Guardia Civil tenían ordenes estrictas de la
Delegación del Gobierno “de impedir el paso hacia el recinto militar a
toda costa y empleando todos los medios a su disposición”...
Dentro de Las Turquillas habían dos helicópteros, una unidad de
policía montada a caballo, una compañía de fuerzas antidisturbios de la
Guardia Civil desplegada en la puerta de la finca, en los campos
sembrados y en los accesos principales, unidades de la Guardia Civil en
vehículo patrullando toda el recinto, así como el destacamento militar,
más de 300 agentes y militares.
A pesar de ese despliegue impresionante ante una protesta obrera de
carácter totalmente pacífico –ya nos gustaría que el Gobierno decidiera
tratar así a los banqueros y defraudadores cuya codicia desenfrenada nos
ha llevado a esta crisis- el SAT no desistió de su principal objetivo y
el medio millar de sindicalistas se abrió a ambos lados de la puerta
principal con objeto de marchar hacia el Cortijo que se haya en el
corazón de Las Turquillas.
Siguiendo las instrucciones de Diego Cañamero por megafonía el frente
de sindicalistas se desplegó hasta alcanzar varios cientos de metros lo
que obligó a la Guardia Civil a salir de la puerta principal y
desplegarse a lo largo del perímetro. Tras avanzar cinco metros se
produjeron los primeros momentos de tensión cuando uno de los jefes de
los antidisturbios amenazó gritando: “Como avancen sólo un paso más,
cargamos”. Y dirigiéndose a sus subordinados dijo: “ Sin contemplaciones
ni piedad”. Enfrente había mujeres y niños con las únicas armas de la
dignidad, de la pretensión de no malvivir de limosnas ni ayudas y muchas
ganas de ganarse la vida honradamente mediante un trabajo. Y Las
Turquillas, una finca infrautilizada que puede generar varios cientos de
jornales diarios, es sinónimo de trabajo y futuro en la comarca
deprimida de la Sierra Sur.
Ante esa actitud, la dirección del sindicato, optó por replegar a los
manifestantes y dirigirse andando por la carretera hacia otro de los
accesos de la finca. Pero otro destacamento de guardias civiles se
desplazó hacia esa zona y cortó el paso de la marcha, por lo que se dio
medio vuelta y se dirigió hacia un campo de avena dentro de la finca
donde apenas había guardias civiles. Fue en ese lugar, aproximadamente, a
las 12:30 h. cuando los sindicalistas se adentraron en dirección al
Cortijo unos 25 metros, negándose a seguir para evitar el enfrentamiento
con las fuerzas policiales que ya comenzaban a desplegarse. (Ver fotos
anexas)
Este sindicato no busca el enfrentamiento con la Guardia Civil ni con
los militares. No es nuestro objetivo. Podíamos haber seguido hacia
dentro, ya que, en esa zona no había prácticamente guardias. Pero de
forzar más la situación se hubiera producido un fuerte enfrentamiento
que hemos querido evitar desde el inicio de esta lucha que es y seguirá
siendo pacífica, no violenta.
El PP quiso jugar el rol de “partido de los trabajadores” cuando
el Gobierno Zapatero comenzó a recortar los derechos sociales y
laborales. Ya sabíamos que era pura demagogia, un ejercicio de
hipocresía política y hoy en Las Turquillas lo están demostrando.
Sin embargo, que sepa el PP, Rajoy, el Gobierno y también las fuerzas
armadas que el progreso no puede ser detenido. Caminamos en el sentido
de la historia y más temprano que tarde Las Turquillas serán para el
pueblo, sacando riqueza y empleo para la comarca de la Sierra Sur.
Nosotros no nos vamos, nuestro Campamento sigue dentro de la finca.
Tenemos paciencia y lo hemos demostrado. Durante más de una década
luchamos por El Humoso hasta que lo conseguimos. En Las Turquillas no
vamos a desistir, no nos vamos a rendir y no nos vamos a ir y si nos
echan, una y otra vez volveremos, porque es una propiedad pública,
porque está infrautilizada y porque el pueblo está pasando necesidad. No
es justo ni humano que muchos padres de familia no tengan nada que
darle a sus hijos cuando gestionando esa finca de otra manera tendrían
un porvenir digno. No es justo ni humano que estando la solución tan
cerca se use la intimidación de la fuerza contra ciudadanos y ciudadanas
que sólo quieren trabajar.
SEGUIMOS EN LAS TURQUILLAS, NO NOS VAMOS Y SI NOS ECHAN, VOLVEREMOS
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