Su origen común, el de la lucha permanente y desde abajo, lleva a
Cañamero y Cuadra a muchos planteamientos coincidentes, pero no sin los
colores propios, y necesarios, de un debate profundo.
"... queremos que la
economía esté al servicio de las personas; la economía no es tuya ni
está al servicio de los empresarios. La economía es del albañil que se
sube a un andamio a las cinco de la mañana, la economía es de un
autónomo que está detrás de un mostrador de una tienda o de una pequeña
empresa 14 horas, la economía es de la gente que va al campo y de los
electricistas, y de los que trabajan en la función pública, la economía
es del pueblo..."
".. Democracia sin trabajo y sin vivienda es un sarcasmo. Los gobiernos
han engañado al pueblo, los gobernantes se han situado fuera de la
legitimidad moral y ética, se han descubierto como auténticos esbirros
de los bancos. El pueblo tiene todo el derecho a desobedecer porque los
mercados, que nadie los eligió, son los que mandan de verdad."
Xavier Gispert Zegrí
Periodista
Periodista
Diego Cañamero (Campillos, Málaga, 1956) y Sabino Cuadra (Amurrio,
Álava, 1949) sabían que algún día podrían conversar durante unas horas. Y
si no, ahora ya saben que deben volver a hacerlo. El derecho a la
desobediencia (Icaria Editorial) no deja lugar a dudas de que la
confrontación de ideas, de norte a sur de la península, será necesaria
para logar, justamente, lo que estos dos sindicalistas se han propuesto
desde hace años: derrumbar los cimientos de la España constitucional
para construir una nueva democracia participativa y de los pueblos.
Ahora se habla de una segunda transición. Pues bien, “yo profiero
hablar de una primera ruptura”. Con esta sentencia el abogado abertzale
afincado en Navarra abre un debate en el que, mano a mano, no dejan
títere con cabeza. La Monarquía y el Ejército, la Justicia, el
sindicalismo subvencionado, la patronal, la Unión Europea o el Banco
Mundial son sólo algunos de los estamentos “corruptos” a los que
presentan su carta de hostilidad y que, de forma natural, les llevan
hasta los Pactos de la Moncloa y de la Constitución. “Fue cuando se
pactó el actual régimen español, entre los residuos del franquismo y la
izquierda reformista”, sentencia el portavoz nacional del Sindicato
Andaluz de Trabajadores (SAT).
Cañamero también ha sido alcalde de El Coronil (Sevilla) y Sabino
Cuadra es, actualmente, diputado de Amaiur en Madrid. Seguramente por
ello hacen especial hincapié en su crítica a la clase política y a las
estrategias de los movimientos sociales en las instituciones. “A veces
confiamos en gente que cuando lleva un tiempo empieza a tambalear-se, y
eso es muy peligroso en política”, advierte el andaluz, que insiste: “al
frente debe haber calidad humana y de los colectivos”. A lo que el
militante vasco añade: “hay que desterrar por completo las viejas
concepciones en las que el Partido, con mayúsculas, lo era todo”.
Su origen común, el de la lucha permanente y desde abajo, lleva a
Cañamero y Cuadra a muchos planteamientos coincidentes, pero no sin los
colores propios, y necesarios, de un debate profundo. Especialmente
atractivo resulta el intercambio dialéctico sobre el modelo territorial y
la necesidad de iniciar un proceso constituyente “el resultado
territorial del cual no tiene porque coincidir con el actual Estado
español”, asevera Cañamero. Y Cuadra matiza: “yo prefiero hablar, en
plural, de procesos constituyentes”.
La crítica transversal al capitalismo y a la democracia española es
inherente a la izquierda desde hace mucho tiempo. Sea vasca o andaluza.
Pero “El derecho a la desobediencia” no podría haber sido escrito hace 5
o 10 años. Ahora parece que a Cuadra y Cañamero les suenan las palabras
de una forma distinta.
El texto editado por Icaria transmite algo nuevo. No una sensación de
victoria final -claro está-, pero sí de muchas batallas, ideológicas y
sociales, ganadas a pie de calle en los últimos tiempos. Ambos saben que
la historia les ha dado la razón y que a sus planteamientos, a los de
la izquierda abertzale y el sindicalismo de base andaluz, no solo les
unen muchas bases éticas y morales, sino también una estrategia
presente, hacia la construcción de mayorías sociales capaces de dar el
“vuelco necesario”.
“Los políticos son esbirros de los bancos”
Extracto de la conversión entre Cañamero y Cuadra contenida en El derecho a la desobediencia
Diego Cañamero
Es así, porque en el fondo los políticos no gobiernan, no representan
al pueblo ni responden al pueblo, responden a los intereses de los
ricos, de los banqueros y del poder financiero, es decir, en realidad no
responden. Ese es el teatro, el circo que nos tienen montado. Ellos nos
hacen creer que representan al pueblo, sustraen el voto del pueblo para
ponerse en este lugar, pero después representan a otra gente, Mientras
que nosotros votamos aquí a los partidos, votamos a los partidos que nos
gobiernan, no votamos a los mercados. La gente no ha votado a la
Merkel, ni al Banco Europeo, ni al Fondo Monetario Internacional, que no
se presentan para ser elegidos. Se presentan unos partidos que luego no
nos representan, ¿Y por qué no nos representan? Porque esos partidos no
representan al pueblo, y es evidente y se puede demostrar. Y además se
les paga o cobran del presupuesto del pueblo, fundamentalmente para
abusar del pueblo. Porque no es admisible, aunque estemos en un sistema
capitalista, y no estemos de acuerdo con él, no es moral ni normal que
haya tenido que dimitir el presidente del Tribunal Constitucional por
corrupto. No es normal que el presidente de los empresarios, la CEOE, el
señor Díaz Ferrán, esté en la cárcel. No es normal el caso Bárcenas,
donde está implicada toda la cúpula del Partido Popular. No es normal el
caso de Andalucía de los ERES, donde se han llevado millones y millones
de dinero público. Es una tarta política podrida que hay que eliminar
totalmente, no ya porque defiendan al capitalismo, sino porque son
corruptos. Son corruptos con el dinero del pueblo, abusan del pueblo,
manipulan su voto, hacen lo que no le dice el pueblo, representan a los
mercados, a los bancos y a los ricos. Es necesario que esto se acabe, es
fundamental.
Por eso yo creo que es importante buscar la alternativa; pero
ahondando más en el tema que estamos hablando. La gente tiene que
descubrir que es posible otro sistema. Hay que convencerlos de que no se
va a derrumbar el mundo por crear otro sistema. Hay mucha gente que
para ridiculizar nuestro mensaje nos dice: «tú eres un extremista, eres
de la extrema izquierda». No, no soy de la extrema izquierda, no, sino
«de la extrema necesidad», que es muy diferente. Y cuando nos dicen:
«pero usted es que es pro soviético, pro vietnamita, pro no sé qué
tantos «pro». Somos «pro andaluces» y «pro andaduzas», y queremos que la
economía esté al servicio de las personas; la economía no es tuya ni
está al servicio de los empresarios. La economía es del albañil que se
sube a un andamio a las cinco de la mañana, la economía es de un
autónomo que está detrás de un mostrador de una tienda o de una pequeña
empresa 14 horas, la economía es de la gente que va al campo y de los
electricistas, y de los que trabajan en la función pública, la economía
es del pueblo.
Los poderosos la manejan, la utilizan, la manipulan, la trajinan,
pero no, la economía es de la gente de abajo. Yo muchas veces recuerdo
cuando mi padre iba el pobre a trabajar al campo, en la Quintana de la
Talega, de vuelta para casa nos traía un trocito de tocino, un trocito
de chorizo, algo que le daban para comer, porque había que alimentar al
que trabajaba, fundamentalmente para que tuviera fuerzas para trabajar, y
él se guardaba ese trocito para nosotros.
En honor a esa gente, a los que han levantado la economía, a los que
han arado los campos palmo a palmo, a los que están en un andamio, al
albañil o un trabajador que está en la función pública, o un profesor,
un médico… en honor a esa gente realmente tenemos que cambiar este
sistema.
Porque este sistema lo manipula absolutamente todo, y sobre todo la
opinión pública. La gente tiene que ser capaz de descubrir eso, que unos
señores que nos hablan de derechos humanos, unos señores que nos hablan
de la libertad, de la democracia, de la paz, del derecho de los
emigrantes, de los derechos de los niños, de los derechos de la mujer,
todos estos señores, que son los que nos hablan de todos estos valores
universales por los cuales todo ser humano lucha, o por lo menos piensa
que son justos, y ellos mismos lo manipulan, ellos son justamente los
que permiten que ocurra todo lo contrario a lo que dicen, a lo que
programan. La burguesía, esa que nos habla del medio ambiente permite
que estén desmantelando la selva amazónica; las multinacionales que nos
hablan de los derechos de los niños permiten que se secuestren niños en
el Tercer Mundo y les extraigan los riñones, sus órganos y los vendan a
los países ricos; los poderosos que nos hablan del medio ambiente están
contaminando los ríos o los acuíferos, nuestros mares, el ambiente, la
atmósfera…
Estos señores que nos hablan de los derechos de los inmigrantes y
vemos en el Estrecho imágenes de cadáveres flotando todos los días,
personas que buscaban una vida mejor; esos señores que hablan de paz y
nos llevan a guerras cruentas, injustas, por el afán del petróleo, del
dinero, del poder; esos señores que hablan de una alimentación sana y
modifican genéticamente las semillas y las hacen híbridas, que era una
herencia que habían conservado nuestros antepasados toda la vida de
Dios… Estos señores que nos hablan de una economía al servicio de la
sociedad y se llevan el dinero a los paraísos fiscales; estos señores
que nos hablan de libertad y dan golpes de Estado; hay que acabar con
ellos, son el cáncer de la humanidad.
Y al cáncer no se le da un calmante o una aspirina, al cáncer hay que
meterle el bisturí, fuerte, operar a fondo. Hay que acabar con este
sistema como si fuese un cáncer. Todo esto que estamos hablando tenemos
que intentar encauzarlo para acabar con todo esto, porque si no el ser
humano está perdiendo un tiempo valiosísimo, y al mismo tiempo también
estamos nosotros contribuyendo a que el sistema capitalista se
fortalezca y a que el sufrimiento sea cada día más fuerte y más duro.
Y también tenemos que hablar del tema de las viviendas, de los
desahucios. «Te damos el dinero, te lo llevas calentito, te lo llevas
donde quieras, haces con él lo que te dé la gana». Y ahora resulta que
esa hipoteca que yo tengo contigo, porque antes tenía una nómina y ahora
me han dejado en paro, ya no la puedo pagar; y como no la puedo pagar,
me echan de mi casa o me echan de esa casa, y no solamente me echan,
sino que la valoran un 65% más barata. Además de quitarte el inmueble,
tienes que seguir pagando siempre la casa. Y como la hipoteca la avaló
tu padre, también se la quito a él, que es un abuelete que está cobrando
una pensión miserable; y si la firmó un hermano también voy a por él, y
resulta que se quedan con todo.
Si te falta el trabajo te quitan la vivienda. Este sistema es el que
nosotros tenemos que abolir, es un sistema que ahora se le están dando
paños calientes con algunas modificaciones porque el gobierno teme,
evidentemente, todas las críticas generalizadas de la sociedad, del
funcionariado, de los médicos, de los profesores, de los jornaleros, de
los mineros, de todos los que están luchando.
El poder está imponiendo algunas cosas sin paños calientes, y es
preciso que nosotros demos un empujón a este sistema, si no se lo damos,
la verdad es que no dejamos de ser cómplices en el fondo.
Sabino Cuadra
Estoy totalmente de acuerdo contigo con lo que comentabas en relación
al tema de la crisis. Pero, yo creo que una ventaja de todo esto que
estamos pasando es que nos está obligando a pensar bastante. Todos estos
años pasados hemos estado viviendo de una cierta inercia estratégica y
política y ahora, al llegar la crisis, se nos plantean preguntas de
fondo…
Diego Cañamero
Sí, perdona que te corte, pero es importante esta frase que dices,
porque cuando nosotros ocupamos el Mercadona y el Carrefour y algunos
decían: «Pero, y ¿eso para qué sirve?»… Pues sirve para llevar el debate
a la sociedad. Por lo menos fuimos capaces de quitar durante mes y
medio a la Belén Esteban de los programas esos del corazón, y colocamos
los problemas del paro, de la crisis. Porque el debate es fundamental,
el debate sobre las ideas, sobre la sociedad en la que queremos vivir,
es realmente importante.
Sabino Cuadra
Esta crisis nos está obligando a reflexionar sobre temas muy de
fondo, que quizás antes nos los planteábamos de una forma más teórica, y
ahora, sin embargo, se plantean de una forma más directa. Porque hace
falta dar alternativas, no solo afirmar la necesidad de la pelea, sino
dar alternativas de cara a marcar el futuro, marcar los siguientes
pasos. Hacen falta las dos cosas. En el terreno de la economía, es
evidente que esta está cada vez más súper centralizada.
El poder está en las decisiones económicas que se toman y aquellas no
se sabe dónde se adoptan, condicionadas siempre por mercados
financieros, controlados por muy poca gente, que influye así de forma
decisiva sobre la economía real de todo el planeta, sin que las
supuestas «democracias» y los supuestos «parlamentos» sirvan
absolutamente para nada, sirvan para controlar una economía cada vez más
depredadora.
Hay cantidad de debates que se están haciendo hoy en día en relación
con la necesidad de un sector público, Banca incluida, controlada
democráticamente, transparente. Pero junto a eso hay que recuperar
formas de organización económica que han tenido mucha importancia a lo
largo de toda la historia del movimiento obrero, en todos los
movimientos populares: la economía cooperativa, la economía social,
reivindicar los bienes comunales…
En Navarra, por ejemplo, una de las mejores herencias que hemos
mantenido ha sido la de la propiedad comunal existente en muchos de
nuestros pueblos. Es una economía en la que los bienes, los montes, los
terrenos… son colectivos, comunitarios, de los pueblos, ni siquiera del
Ayuntamiento.
En el otro extremo, la propiedad privada, tal como está concebida, es
el cáncer sobre el cual se levanta el sistema. El ánimo de lucro, la
competencia despiadada y el individualismo son los principios sobre los
cuales se asienta la economía capitalista y hace falta, por el
contrario, una economía asentada sobre criterios de justicia social, de
solidaridad, de bien común, etcétera, esto sería otra forma de vivir.
También has hecho referencia al tema ecológico y sobre cómo
plantearnos nuestra relación con la naturaleza. El mandato bíblico
«someterás a la tierra», es la primera afirmación antiecológica de la
historia. Lejos de él, debemos asentar la relación con la naturaleza de
una forma mucho más integrada, sabiendo que somos parte de ella, de algo
mucho más amplio, que comprende la tierra, el aire y el agua, la
biodiversidad y la relación de los seres humanos con todos estos
elementos…
Diego Cañamero
Y es algo muy importante, porque la tierra es un don de la
naturaleza, al igual que el aire y el agua, y tiene que estar al
servicio de las personas, del ser humano. Y cuando nosotros hablamos de
la reforma agraria, y de las cooperativas, que también son algo
fundamental, decimos que la tierra no es un producto de consumo, la
tierra no es un coche, ni un televisor, ni un móvil, ni un puente, ni
nada de eso, pertenece a las personas,tiene que estar al servicio de las
personas. Y por eso, planteamos que la tierra, sobre todo la tierra y
todos los medios de producción pasen a formar parte de las personas, que
sean públicos para evitar la especulación, para evitar que un
empresario con dinero público monte un negocio y cuando no le vaya bien
ese negocio, se largue con el dinero público que se le ha dado.
Por ejemplo, el caso Gómez Figueroa, Lebrija: la Junta de Andalucía
le vendió unas tierras por tres pesetas y media, con el compromiso de
que los Gómez Figueroa crearan un proyecto para dar trabajo en el
cultivo alternativo a la comarca, de industrias de la transformación. Se
le puso riego, se mejoró la finca, se saneó la tierra porque estaba
desastrosa. Una vez saneada, cuando ya lo tiene todo, la ha puesto a la
venta y pide cinco millones de las antiguas pesetas por una hectárea,
por lo que se enriquecerá enormemente por esa finca que era pública.
Si esa tierra es pública nadie tiene que poder negociar con ella. La
tierra tiene que ser pública, digo la tierra, los bancos, las fábricas…
tienen que ser públicos, porque la economía, si queremos que perdure en
favor de los ciudadanos, hombres y mujeres del Estado donde viven, tiene
que ser pública, esto es muy importante.
Sabino Cuadra
Creo que en definitiva tenemos que devolver la democracia a la
sociedad. Hay una frase que a mí me gusta —me parece que es del
presidente norteamericano Abraham Lincoln—, que define a la democracia
como «gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo». A mí,
personalmente me parece que define bastante bien cuáles son los
objetivos de esta forma de ejercer la democracia. Que la democracia no
se limite a la celebración de elecciones cada cuatro años, sino que sea
el método de funcionamiento habitual en todos los ámbitos de la vida
social. No solo en el terreno electoral e institucional, sino en el
barrio, en la familia, en el trabajo… que la democracia lo impregne
todo. Si en el trabajo funcionara la democracia, en las fábricas y en
cantidad de sitios no se produciría lo que se está produciendo, ni de la
forma en que se está produciendo…
Diego Cañamero
Democracia sin trabajo y sin vivienda es un sarcasmo. Los gobiernos
han engañado al pueblo, los gobernantes se han situado fuera de la
legitimidad moral y ética, se han descubierto como auténticos esbirros
de los bancos. El pueblo tiene todo el derecho a desobedecer porque los
mercados, que nadie los eligió, son los que mandan de verdad.
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