"...En 1999, dentro del PKK, el Partido de
las Mujeres Trabajadoras del Kurdistán, entonces llamado PJKK, y ahora
el Partido de las Mujeres Libres del Kurdistán (PAJK), se fundó. Desde
el año 2000, una Academia de Mujeres Libres ha estado activa en el
Kurdistán iraquí, que se encarga del entrenamiento de militantes
femeninas y masculinos en sus capacidades militares y políticas desde
una perspectiva feminista.
Además de estos mecanismos
institucionales dentro del partido, las prácticas de compartir el
trabajo doméstico se implementó en los campamentos. Öcalan eligió hacer
de las mujeres kurdas una parte fundamental del movimiento de
liberación, la resistencia kurda y el despertar nacional. Esto se
expresa abiertamente en las publicaciones del PKK donde se dice sobre
Öcalan que “empezó este despertar con el eslabón más importante de la
cadena, las mujeres, ya que es la primera en crear y producir. Esta es
la razón por la que su despertar significa el despertar de una nueva
era. El despertar de la mujer en Mesopotamia significa el despertar del
pueblo”
¿Cómo se dio entonces este fenómeno, especialmente en Turquía, donde
las mujeres en general están oprimidas, y las mujeres kurdas en
particular más aun?
La guerra en Oriente Medio contra el
Estado Islámico de Iraq y Levante (ISIS) ha hecho que todo el mundo
tenga la mirada puesta en esta región. El foco está puesto
especialmente en las combatientes kurdas, quienes incluso han llegado a
salir en las portadas de revistas de mujeres, como por ejemplo Marie
Claire. Esta exposición mediática ha tenido un marcado carácter
sensacionalista, pero además ha tendido a subestimar, en gran medida,
toda la historia de lucha que las mujeres kurdas han llevado a cabo
para conseguir el reconocimiento político y la igualdad de género.
De hecho, los cantones autónomos de
Siria están gobernados por mujeres. Hevi İbrahim es la primera ministra
de uno de los cantones (Afrin), Asya Abdullah es la co-presidenta del
Partido de la Unión Democrática (PYD) que gobierna la región de Rojava;
Ramziya Mohammed es la ministra de finanzas de otro cantón.
También hay una milicia femenina, las
Unidades Femeninas de Protección (YPJ), activas sobre el terreno en el
oeste de Siria. Mientras, en Turquía, los partidos políticos kurdos
como el BDP y el HDP han presentado como candidatas para las elecciones
locales un número récord de mujeres; incluso han adoptado el sistema
de co-administración (un hombre y una mujer han de compartir cada cargo
en el partido).
¿Cómo se dio entonces este fenómeno,
especialmente en Turquía, donde las mujeres en general están oprimidas,
y las mujeres kurdas en particular más aun? La respuesta a esta
pregunta se puede encontrar en la misma fundación de la República de
Turquía. Para poder fundar una nación-estado, las élites fundadoras
turcas, tenían como objetivo crear una nación unificada alrededor de un
solo idioma, una sola etnia (turca), cultura y memoria histórica.
Desde su fundación en 1923, la existencia de los kurdos ha sido
continuamente negada. En la década de 1920, la represión estatal empezó
a intensificarse. Hablar kurdo se prohibió y las medidas represoras de
carácter jurídico se sustituyeron por medidas de tipo militar. Ya en
1930, con el surgimiento del fascismo en Europa, los gobiernos turcos
desplegaron un sistema ultra nacionalista de partido único. Las
políticas opresivas y de asimilación incrementaron hasta el punto de
que se ha impuesto una “turquificación” de todos los aspectos de la
vida diaria; desde la educación hasta la cultura e incluso la economía.
El estado turco comenzó de esta manera una lucha contra aquellos que
no se identificasen como turcos. Estas prácticas supusieron incluso la
evacuación forzosa de pueblo kurdos para repoblarlos de poblaciones de
turco parlantes; y cambiaron los nombres de las pueblos kurdos para
ponérselos en turco.
El golpe de estado de 1980 marcó el
apogeo de estas políticas, los kurdos exigían el reconocimiento de su
identidad y fueron violentamente aplastados por la Junta militar;
algunos políticos kurdos tuvieron que huir de Turquía. La opresión y la
persecución aumentaron en la década de 1990 produciéndose
encarcelamientos de los líderes políticos kurdos, torturas o
extorsiones a propietarios de negocios kurdos; además de ejecuciones
extrajudiciales sin resolver de abogados kurdos y defensores de los
derechos humanos.
La Constitución de 1982, que prohibió el
uso de la lengua kurda en la vida diaria fue la gota que colmó el vaso
y en respuesta hubo un incremento de ataques por parte del Partido de
los Trabajadores Kurdos (PKK) durante la segunda mitad de la década de
1980 y la primera mitad de la de 1990.
La modernidad estado-céntrica en crisis
Los años posteriores al golpe de estado
de 1980 han sido años en los que el proyecto de modernización del
estado turco, con su visión estado-céntrica, ha afrontado una grave
crisis. Desde el principio de los 90 el Tribunal Constitucional turco
ha ilegalizado partidos políticos kurdos[1]. Los kurdos no han podido
participar del sistema político debido a la represión feroz del estado
turco, y por ello sus reivindicaciones identitarias han sido llevadas
fuera del sistema produciéndose por lo tanto la violencia política.
Cuando la cuestión kurda se planteaba en la narrativa del propio estado
turco, este la presentaba en términos reaccionarios, resistencia
tribal o producto del atraso regional; pero nunca se hablaba de ello
como una cuestión etnopolítica.
Por lo tanto, desde la fundación del
República de Turquía hasta los 80, la cuestión kurda permaneció, no
como un problema de reivindicación de una identidad propia, sino como
un problema de atraso regional cuya única solución podía ser la
asimilación de los kurdos dentro del discurso de la modernidad
política; considerando esta como la unidad del pueblo con el estado. No
sería incorrecto, por lo tanto, afirmar que el surgimiento de la
cuestión kurda como un problema de reconocimiento de la identidad
política kurda se produce durante el final de los 80 y principios de
los 90.
Las políticas de modernización de la
República de Turquía, como tantos otros proyectos de modernización,
identificaron a las mujeres como las “transmisoras de la herencia
cultural” y les dio la responsabilidad de continuar con las tradiciones
patriarcales para crear una identidad, alrededor de la cual, poder
converger con la nación única. Posicionando a la mujer turca moderna
como una madre emancipada fue un paso importante para romper los lazos
entre la cultura otomana y turca, como si eso fuese posible. Las
mujeres, especialmente de las grandes ciudades occidentales como
Estambul, Ankara o İzmir, fueron puestas de ejemplo de la nueva cara
moderna de la república; adaptándose así a las revoluciones Kemalistas,
como por ejemplo la adopción del abecedario latín y el tipo de
vestimenta occidental. La participación de las mujeres en la vida
política, especialmente con la ley de 1934 que legalizó el derecho a
ser elegidas para cargos políticos y del derecho al voto, dieron más
fuerza a este nuevo papel para las mujeres en la “sociedad moderna”.
Aun así, debido a una serie de razones,
los mismos derechos no se aplicaron a las mujeres kurdas. En primer
lugar, las políticas de modernización de la joven república no se
aplicaron en las regiones kurdas. Al tiempo que tanto las políticas de
desarrollo y la naturaleza patriarcal de la sociedad eran
características compartidas por kurdos y turcos, aunque no en el mismo
grado. La herramienta más importante que impidió a las mujeres kurdas
sumarse a la modernización, fue la imposición de barreras lingüísticas
en el que el estado turco.
Las mujeres kurdas, que no podían hablar
turco en la arena pública, no pudieron participar del “mundo moderno”,
por lo tanto ni podían encontrar un trabajo ni podían participar en
asociaciones. Debido a que la educación obligatoria se da en turco,
desde el punto de vista kurdo, esto significaba que al hablar kurdo en
casa y turco en la escuela se producía una obstaculización del
desarrollo cognitivo de los niños kurdos; de tal forma que se
disminuían sus posibilidades de subir en la escala social. Las mujeres
kurdas, que aprendieron tuco más tarde, tenían más dificultades a la
hora de expresarse en dicho idioma, y por ello no podían participar de
la vida social y económica con las mismas oportunidades. En este
sentido podemos citar la teoría de Bourdieu acerca del capital
lingüístico. Bordieu argumentaba que “la habilidad de hablar la lengua
dominante de un país es un recurso importante para poder acceder a los
recompensas y posiciones sociales mejor valoradas de esas
sociedades”[2]. Por ello las mujeres de habla no turca tenían menos
oportunidades de ser empleadas en la economía formal y menor capital
académico y trabajos de menor estatus, al mismo tiempo que sus familias
también sufrían de menores ingresos.
Sometidas a la presión cultural turca y
las políticas de homogeneización y negación étnica, sobre todo tras el
golpe de estado de 1980, las mujeres kurdas no solo han comenzado a
reclamar su identidad kurda sino que también han desarrollado una
consciencia feminista en respuesta a las actitudes machistas de los
hombres kurdos dentro de la lucha por la liberación nacional. En este
período, las violaciones de derechos humanos por parte del estado, las
evacuaciones forzosas de pueblos kurdos, las torturas y ejecuciones
extrajudiciales de cientos de políticos kurdos, activistas,
periodistas, abogados e intelectuales se encontraba en su apogeo. En
estas circunstancias las mujeres kurdas se han politizado.
No solo se unieron al PKK más mujeres
kurdas durante este período, sino que también se volvieron más activas
en el movimiento a través de distintas iniciativas como las Madres de
los Sábados o Las Madres de la Paz [3] –poniendo el foco sobre las
ejecuciones extrajudiciales en la región y exigiendo la paz. Hemos de
subrayar que en respuesta a las políticas opresivas de la República de
Turquía las mujeres aprendieron a levantar sus voces, construir
demandas sociales y políticas y a hacerlas también a la vanguardia de
su propia sociedad; y así descubrieron su fuerza a través de su
politización.
Abdullah Öcalan y el PAJK
También es importante que veamos como el
PKK, y particularmente el discurso de su líder, Abdullah Öcalan,
contribuyó al empoderamiento y la emancipación de las mujeres en el
movimiento kurdo. Desde los primeros pasos del PKK, Öcalan apoyó a las
mujeres como las fundadoras de la nación.
Fue en 1987 que la Unión de
Mujeres Patrióticas del Kurdistán (YJWK) se fundó como una parte del
partido político. Ya en 1995, se fundó la milicia exclusivamente
femenina: Las Tropas de Mujeres Libres del Kurdistán (YJAK). Una razón
para la fundación de esta milicia era para que las exigencias de las
mujeres kurdas fuesen visibles por parte de los hombres compañeros del
movimiento. A través de actos de sacrificio como los ataques con bombas
suicidas o auto inmolaciones las mujeres kurdas trataron de demostrar
su fuerza y su voluntad de participar en la lucha nacional alcanzando
la igualdad con los hombres tanto en la sociedad kurda como en el PKK y
entre sus militantes.
En 1999, dentro del PKK, el Partido de
las Mujeres Trabajadoras del Kurdistán, entonces llamado PJKK, y ahora
el Partido de las Mujeres Libres del Kurdistán (PAJK), se fundó. Desde
el año 2000, una Academia de Mujeres Libres ha estado activa en el
Kurdistán iraquí, que se encarga del entrenamiento de militantes
femeninas y masculinos en sus capacidades militares y políticas desde
una perspectiva feminista.
Además de estos mecanismos
institucionales dentro del partido, las prácticas de compartir el
trabajo doméstico se implementó en los campamentos. Öcalan eligió hacer
de las mujeres kurdas una parte fundamental del movimiento de
liberación, la resistencia kurda y el despertar nacional. Esto se
expresa abiertamente en las publicaciones del PKK donde se dice sobre
Öcalan que “empezó este despertar con el eslabón más importante de la
cadena, las mujeres, ya que es la primera en crear y producir. Esta es
la razón por la que su despertar significa el despertar de una nueva
era. El despertar de la mujer en Mesopotamia significa el despertar del
pueblo”
No fue solo el discurso de Öcalan que
trajo consigo la politización de las mujeres kurdas. Las mujeres que
sufrían de forma principal la carga del subdesarrollo, la perdida de
otros miembros de la familia como esposos, hijos o amantes, tenían que
realizar todo el trabajo de cuidados para la familia extensa y así se
dieron cuenta que la única forma de mejorar su situación era haciéndose
cargo de los asuntos ellas mismas y luchando por la paz. Las políticas
de homogeneización y asimilación del estado turco cuyo mayor daño era
producido sobre las mujeres, dio paso al empoderamiento y a la
emancipación de las mujeres a una escala nunca vista. Muchas mujeres se
convirtieron en activistas después de vivir grandes pérdidas o la
perdida de seres queridos o justo después de ir ellas mismas a la
cárcel.
Como hemos visto, la historia de la
lucha de las mujeres kurdas no es un fenómeno reciente. La última
generación de mujeres kurdas creció con una identidad kurda que situaba
a la mujer luchadora como un elemento natural de dicha identidad. Pero
antes de esto, a finales del siglo XIX, ya habían mujeres como Kara
Fatma, una mujer kurda que lideró un batallón de 700 hombre en el
Imperio Otomano, también estaba Halima Khanim de Hakkari quien era la
gobernante de Bash Kala otro ejemplo sería Adela Khanim, gobernante de
Halabja cerca de la frontera turco iraní.
Notas:
[1] Halkın Emek Partisi (Partido Popular
Laborista) fue clausurado en 1993, Özgürlük ve Demokrasi Partisi
(Partido de la Democracia y la Libertad) en 1993, Demokrasi Partisi
(Partido de la Democracia) en 1994, Demokratik Değişim Partisi (Partido
del Cambio Democrático) en 1996, Demokratik Kitle Partisi (Partido de
Masas Democrático) en 1999, Halkın Demokrasi Partisi (Partido
Democrático del Pueblo) en 2003 y el Demokratik Halk Partisi (Partido
del Pueblo Democrático) fue clausurado en 2009.
[2] BOURDIEU, Pierre (1991), Language and Symbolic Power, Cambridge.
[3] Fundada 1999, Las Madre de la Paz
(en kurdo Dayîkên Aşîtîyê, en turco Barış Anneleri) es una organización
por los derechos civiles en Turquía, que trata de promover la paz en
los distintos grupos étnico de Turquía a través de acciones no
violentas.
*Maya Arakon is una
Profesora del Departamento de Relaciones Internacionales de la
Universidad Süleyman Şah University en Estambul, Turquía. Su trabajo se
centra sobre todo en la cuestión kurda en Turquía, su identidad,
ciudadanía, derechos humanos, derechos de las minorías y la Unión
Europea. Es miembro de la Asamblea por la Paz de Turquía, Iniciativa de
Mujeres Por la Paz, Grupo Internacional de Mujeres por la Paz y
Coalición Global por la Paz y la Justicia. Fuente: Revolutionary
strategic studies
Kurdistán, guerra de chicas. Tal vez el mejor documental, ... revolución de las mujeres en el Kurdistán(sub. español) + Dossier
De París a
Kobané (Siria), del Kurdistán de Turquía a Sinyar (Iraq), una inmersión
en el movimiento de las mujeres kurdas que luchan contra Dáesh,
herederas de una larga tradición de resistencia.
De París a Kobané (Siria), del Kurdistán de Turquía a Sinyar (Iraq), una
inmersión en el movimiento de las mujeres kurdas que luchan contra
Dáesh, herederas de una larga tradición de resistencia.
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