A
127 años de aquel Primero de Mayo en honor a los “Mártires de Chicago”,
desde Red Roja resaltamos el reto de poner en el centro de las luchas
provocadas por la crisis capitalista la cuestión principal: acabar con
la explotación asalariada. Evidentemente eso pasa por que el proletariado se reconozca como clase y que actúe lo más unido posible en la perspectiva de acabar con el capitalismo.
Podría
resultar idealista. Pero ahora ha llegado, también al mundo “más
desarrollado”, la cara más descarnada de un sistema que, en realidad,
no ha dejado de “chorrear sangre” desde que nació (El Capital,
Marx). Un sistema que si ha producido algo de “bienestar” en su centro,
ha sido por la superexplotación y el robo descarado a punta de bayoneta
en la periferia. Así que, ahora que el capitalismo nos “explota” con
toda su cruda esencia, lo absurdo es soñar con viejos reformismos ya
imposibles. Y también prestar oídos a las “modernidades” que juran que
la clase obrera ya no existe: ¿quién trabaja, en definitiva, para
producir las prebendas de esos profesionales politiqueros que, además,
nos embarran la conciencia separando castas y corrupciones de un sistema
que se basa en el robo mismo?
La realidad es que, mientras nos niegan, aumentamos como clase y en las
peores condiciones, con cada vez menos defensa sindical posible. Por
eso decimos: habrá menos clase obrera –en el “sentido clásico”- pero, desde luego, proletariado (ese que solo dispone de libertad para ir de un sector a otro a malvender su fuerza de trabajo, si es que logra venderla), ¿acaso no hay más que nunca?
En nuestro Día Internacional recordamos que no solo dividen a nuestra
clase en naciones, sino que aquí contamos con legión de hermanos
inmigrantes que el capital, internacional, ha obligado a venir en mareas
desesperadas después de haberlos mortificado en sus tierras. Y qué
decir de las millones de compañeras que ven aumentada su doble
explotación ante los recortes de derechos sociales. La crisis, de hecho,
provoca que muchos que hasta se creían “clase media” engrosen el
proletariado que “nada tiene que perder salvo sus cadenas”.
Ante el ciclo de movilizaciones abierto hace años, Red Roja ha
intervenido, en la medida en que contribuían a revolucionar la realidad
de una profunda crisis sistémica, sin esperar a que la conciencia de
clase estuviera a la altura de los retos históricos en juego; y, por
tanto, a pesar de que la hegemonía de la protesta social estaba en manos
de sectores tendentes a la ilusión reformista y electoralista. Cuando
hoy la movilización no pasa por sus mejores momentos, seguimos apostando
por intervenir en la lucha práctica; pero, eso sí, con las
experiencias acumuladas, pondremos más aún el acento en imprimir más sello de clase a las protestas
y reforzando la inserción en los barrios y en las empresas, trabajando
por la unidad del sindicalismo más combativo, facilitando la
incorporación de sectores proletarios que han estado hasta ahora
ausentes...
En nuestro Día Internacional llamamos a restablecer el hilo rojo de la memoria obrera.
De nuestros hermanos represaliados y caídos. Desde aquellos ejecutados
en Chicago a quienes hoy sufren represión política y sindical ante la
contrarrevolución preventiva del capital. Igualmente asumimos y rendimos
honor a todas las iniciativas de lucha y poder obrero, desde la Comuna
de París y pasando por las experiencias acumuladas de construcción
socialista. Frente a quienes quieren llevarnos de frustración en miseria
hasta la barbarie final, toca reivindicar con orgullo nuestra clase,
trabajar por el máximo de unidad internacionalista y, en definitiva,
participar en todas las luchas para ir dotándonos de la fuerza necesaria
que nos libere de la esclavitud capitalista. Todas estas son nuestras
verdaderas “elecciones”, pues no es cuestión de que nuestro enemigo de
clase nos imponga sus reglas para arreglar cuentas con él.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
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