Criminalización, contrainsurgencia y ciencias sociales. Néstor Kohan

 
Los amedrentamientos y acusaciones fraguadas que hemos recibido, lejos de paralizarnos, nos alientan a seguir en el mismo camino

A partir de la denuncia pública que realizamos sobre el hostigamiento de páginas de Internet manejadas por los servicios de inteligencia (argentinos y colombianos) y ciertos incidentes inesperados que hemos tenido en Chile y México (“Las amenazas, la cultura y la coordinación represiva”) hemos recibido muchísimas expresiones de solidaridad.

¿Qué busca la ultraderecha recalcitrante de nuestro continente y sus aparatos de vigilancia, control e inteligencia policial-militar? Generar miedo, inocular el terror, criminalizar todo pensamiento disidente y callar las voces que cuestionan. Para aplastar definitivamente las rebeldías latinoamericanas y sus movimientos sociales hace falta un paso previo: su aislamiento. Derrotarlos política e ideológicamente. Que nadie diga nada. Que nadie investigue. Que nadie escriba. Que todo el mundo mire para el costado ante el terrorismo de Estado. Operar en el plano de la cultura, las ciencias sociales y la comunicación se vuelve entonces un campo de batalla privilegiado.
 

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