Capitalismo criminal. Marco Antonio Moreno ...y mucho mas

Desde hace siete meses un colectivo veracruzano, llamado “Solecito”, junto con autoridades del estado, ha exhumado casi 18 mil restos humanos, pertenecientes a 250 cadáveres encontrados en 125 entierros clandestinos. Este hecho se dio a conocer hace una semana y, al parecer, no pasará nada. Lo mismo, que con los acontecimientos de Iguala y los 43 jóvenes desaparecidos hace 30 meses o la masacre de Nochixtlán, Oaxaca y, así, una lista interminable.
La violencia y crueldad se han impuesto como
forma de vida cotidiana por un imparable narcoempresariado, que utiliza como recurso la violencia extrema, el secuestro y el asesinato por encargo que culmina con la exposición de los cadáveres decapitados, torturados y desollados, ejemplificando con la mutilación del cuerpo humano el reflejo más elocuente de una violencia irracional, propia de un capitalismo decadente. Estamos inmersos en este ominoso proceso, consecuencia del vínculo estrecho entre delincuencia organizada y gobierno.

Muchos de los sicarios, secuestradores, coyotes
y polleros, provienen de los cuerpos policiacos que se contratan para generar poder y miedo, son como señala Sayak Valencia (Capitalismo Gore), verdaderos “endriagos”, monstruo entre hidra y dragón con facciones humanas que “habita tierras infernales y produce gran temor entre sus enemigos”. Muchos son hombres pobres y marginales que vienen de grupos discriminados y lumpen, que contribuyen a sostener el poder hegemónico de los gobernantes y empresarios y hacen frente a su situación de marginalidad mediante el tráfico de personas, drogas y armas.

Matar se ha convertido en un negocio rentable para estos endriagos, impulsados por la necesidad de hacerse de un ingreso mediante la destrucción del cuerpo convertido en mercancía. Es la comercialización política del asesinato para generar poder a una minoría, expandiendo terror entre la población, en un escenario donde circulan libremente la droga, la violencia y el capital, mientras las personas –migrantes sobre todo– son traficadas y asesinadas.

Los medios de comunicación manejan esta situación con un halo de intrascendencia y contribuyen, así, a la espectacularización del crimen, convirtiendo a los capos en héroes de telenovela. Por ello no podemos decir que “así es la cosa”, más bien se hace necesario hablar del cuerpo y de la violencia ejercida contra él. La importancia de un cuerpo muerto no se reduce a una imagen de dos segundos en una pantalla donde la carne y sus heridas generan a quien las padece un dolor físico inimaginable. Esta violencia criminal nos traspasa a todos, incluyendo a los endriagos, aun y cuando, para ellos, sea forma de vida.

Durante décadas temíamos que México se colombianizara, lo que hoy tememos es que se mexicanice el infierno. Ahora es el diablo quien tiene miedo.

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Que se acabe esta comedia de desdoblar en masculino y femenino. Entrevista a Carme Junyent de Bel Zaballa.... y mucho mas

Entrevistamos a la lingüista, que acaba de publicar el libro Visibilitzar o marcar. Repensar el gènere de la llengua catalana. La entrevista la realizó para Vilaweb Bel Zaballa.
Desde unos años acá, documentos, disposiciones legales y discursos se han llenado de “todos y todas”, “bienvenidos y bienvenidas”, “niños y niñas”, “alumnados” y “personas trabajadoras”. A veces se llega a expresiones caóticas o ridículas. ¿Hasta qué punto estos desdoblamientos y nombres genéricos hacen más visibles a las mujeres o las discriminan? ¿Cómo afectan al lenguaje estos cambios y cómo pueden acabar deformando la gramática? Hablamos de ello con la lingüista Carme Junyent, coordinadora del libro  Visibilitzar o marcar. Repensar el gènere de la llengua catalana, que recoge las intervenciones y análisis de una docena de profesionales durante unas jornadas organizadas

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